Por: Eugenia Garavani
Corría el año de 2008, la actriz Angélica Rivera vivía momentos importantes de su carrera pero difíciles en su vida personal, tras 16 años de relación con José Alberto Castro y tres hijas, se anunciaba su divorcio. Por otro lado la popularidad de la actriz tras su personaje de “La Gaviota” en la telenovela “Destilando Amor” la colocaron en un sitio importante entre el público. Fue gracias a esta popularidad que el Gobierno del Estado de México la invito a participar en los promocionales para promover el estado.
El gobernador no era un político cualquiera, el soltero más cotizado de México. Tras haber perdido a su esposa y madre de sus tres hijos, ya era hora que Enrique Peña Nieto le diera otra oportunidad al amor. Fue tras finalizar la campaña publicitaria que a mediados de 2008, que Enrique Peña Nieto decidió conquistar el corazón de Angélica, ambos se encontraban solteros y sin compromisos, y a partir de entonces su historia de amor, desde su noviazgo hasta su boda en 2011 se ha convertido en motivo de encabezado de diversos reportajes, y es que este par le dio a los mexicanos algo más que su dosis diaria de telenovela, les regalo la auténtica telenovela hecha en el Estado de México.
Como dice la canción de Manzanero, y es que así parecían, el gobernador del Estado de México no se inmuto tras admitir que sentían “un mutua amor profundo”, y es que Enrique se veía realmente enamorado como un joven adolescente y Angélica no era la excepción, poco a poco la pareja fue vista cada vez más en actos públicos de Enrique o en compromisos sociales, donde eran el centro de atención.
Angélica era y es la mujer más envidiada del país, había conquistado al político más guapo, su relación también contaba con otros elementos, ambos eran padres y tener que involucrar a sus hijos en esta relación, no era tarea fácil, aunque tenía casi las mismas edades sus situaciones eran diferentes, mientras que las hijas d Angélica disfrutaban de su papa los fines de semana, los hijos de Enrique habían perdido a su madre por siempre, y era ahí donde sobre Angélica recaía una gran responsabilidad, ya que de contraer matrimonio con su novio se vería en la necesidad de asumir el rol de madre a un 100% de estos niños a los que primero tuvo que conquistar.
Mientras la pareja organizaba su dinámica familiar también existían las críticas y ataques. Siempre se habló de una pareja fabricada por partido de Peña y por Televisa, pero ellos a capa y espada defendieron su relación hasta llevarla al altar y por todo lo alto.
Tras más de un año de noviazgo Enrique aprovecho la visita que hiso al Vaticano para pedirle a su novia ahí que se casara con él, fue en la Basílica de San Pedro, donde Enrique le dio el anillo de compromiso a Angélica. La pareja dio la noticia unos días después durante un acto navideño en el Estado de México, entonces los medios de comunicación se volcaron a ellos, durante los meses que duraron los preparativos de la boda, miles de detalles salieron a luz pública como la tan comentada anulación matrimonial de Angélica con José Alberto Castro, pero finalmente el Vaticano dio luz verde a la unión de la Gaviota y Peña Nieto.
Gran expectación se creó aquel 27 de noviembre de 2010, los mexiquenses se unieron a esta celebración abarrotando calles completas, la gente lucia feliz por este que parecía ser mejor que un final de telenovela. Hasta la Catedral de Toluca llego Angélica vestida de Macario Jiménez, del brazo de Alex, el hijo de su prometido quien la entrego en el altar, cientos de miradas estaban puestas en la nueva primera dama, que con 40 años caminada al altar para unir su vida a la del hombre de sus sueños.
Entonces llego un año decisivo, el 2012, una campaña dura de la que Peña resulto victorioso y llegaron a los Pinos. Eran una pareja joven y atractiva que durante seis años viajaron por el mundo representando a México pero en su país eran objeto de otro tipo de ataques. Durante su matrimonio los rumores y los escándalos no cesaron. Los últimos meses el presidente viajo solo, la primera dama alejada de los reflectores, su último acto como pareja oficial fue asistir al funeral de Alfredo del Mazo, se notaban distanciados. Era aun secreto a voces, hasta que la semana pasado surgió la imagen del ex presidente en el extranjero junto a una joven modelo. Hoy los medios lo dan por hecho, mientras sus protagonistas no han hecho declaración alguna. Una pareja mediática y controversial que no tuvo un final de telenovela. Pero que queda grabada en la memoria de un país.