El titán de la ópera, Plácido Domingo, cumplió 80 años el pasado 21 de enero. Desde mi perspectiva, quisiera rendirle homenaje a una de las personas que más admiro.
Les cuento que desde niña escuché ópera en mi casa. Mi mamá siempre escuchaba ópera y sobre todo, a Plácido Domingo. Crecí viendo la veneración que mi mamá le dispensaba, amando su voz, la música, y desde chica, sintiendo una gran emoción al escucharlo.

Cuando era adolescente, tuve oportunidad de verlo en conciertos y en algunas óperas. Total que siempre le prometí a mi mamá que algún día le presentaría a Plácido Domingo, vería que podría hacer para lograrlo.

Y mi sueño se cumplió. Cuando mi mamá cumplió 60 años, yo vivía en Berlín y la invité a Londres a ver al Maestro cantando La Valquiria de Wagner. En ese entonces yo trabajaba haciendo RP para cantantes de ópera y mi jefe vivía en Londres y además, tenía pase de backstage.

Me metió antes de la función y mi mamá y yo buscamos el camerino del Maestro en ese laberinto que es el backstage de la Royal Opera House. El Maestro estaba en maquillaje, fui me presenté, no recuerdo bien que le dije, pero sí mencioné que mi mamá era su fan, que cumplía 60 y que lo admiramos muchísimo. De ahí nos invitó a regresar después de la función para presentarnos a su esposa.

Ese fue el inicio de una amistad entrañable. A los pocos meses fue a Berlín y mi esposo y yo lo invitamos a cenar. Poco después conocimos a sus hijos y nietos a quienes también quiero mucho.

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Todos podemos constatar la grandeza como cantante de Plácido Domingo. Tiene una voz de tenor maravillosa, obscura, casi baritonal. No solo el color de su voz es hermoso, además tiene ese toque esencial de transmitir emoción y sentimiento. Es un gran actor en escena además de un hombre muy guapo. Todo eso lo podemos ver sin conocerlo. Sin embargo, conocerlo en persona te devela a un extraordinario ser humano.
Es de una educación impecable, amable con toda la gente, con una paciencia infinita para escuchar a todos los fans, algunos encantadores, algunos imprudentes, pero siempre con una sonrisa y con gran amabilidad. Es una persona muy sensible, generosa y humilde. Cada vez que lo hemos ido a saludar después de una función, genuinamente agradece los comentarios positivos.

Es un hombre culto, muy apegado a su familia tanto la propia como la de su hermana María José que murió hace algunos años.
Para mi, el mejor regalo de conocerlo y poder entablar una amistad fue descubrir al maravilloso ser humano. También conocemos su faceta altruista, nadie en México olvidará la imagen del Maestro excavando en los edificios de Tlatelolco en 1985. Otra faceta que trasciende es su apoyo a los cantantes jóvenes.

Su concurso, Operalia, es el mejor concurso del mundo y el de más proyección para jóvenes talentos. Los ganadores cantan en los mejores teatros del mundo. Además él siempre los procura, da seguimiento a sus carreras, está pendiente de ellos.

Plácido Domingo ha cantado más de 150 roles operísticos y más de 4000 funciones en sus más de 50 años de carrera, eso no lo ha logrado nadie. Fue de los pioneros en incursionar en el “crossover” con discos como Perhaps Love, My life for a Song, y hasta uno con Mariachi, entre muchos otros más. Es uno de los “Tres Tenores”, concepto que en 1990 acercó la ópera a millones de espectadores gracias al concierto en las Termas de Caracalla.
Felicidades adorado Maestro Domingo, no hay palabras para agradecerle todo lo que ha hecho en el mundo de la ópera y lo que nos da a sus fans con esa maravillosa voz.
