Mis queridos, el mundo ha cambiado y mientras que algunas monarquías intentan modernizarse y adaptarse a los tiempos, otras conservan reglas arcaicas y machistas como sucede en el Principado de Mónaco.
Hace unos días se hizo oficial la noticia de que la princesa Gabriella de Mónaco perdía el título más importante que puede otorgar el Principado, por el simple hecho de ser mujer. La niña apenas tiene ocho años y es hija del príncipe Alberto y la princesa Charlène. Ella y su hermano Jacques llegaron al mundo para asegurar no solo la desendencia de Alberto, sino la corona en el Principado. Pero tal parece que eso no será posible de acuerdo a las reglas de la Casa Real Monegasca.
¿Por qué las mujeres del Principado de Mónaco no son consideradas en la línea de sucesión al trono?
Alberto y Charlène recibieron a sus mellizos en el hospital Princesa Grace el 10 de diciembre de 2014, tan solo tres años después de su boda. Gabriella nació primero y es mayor a Jacques por tan solo dos minutos. Sin embargo, por ser mujer no puede convertirse en heredera al trono de Mónaco y tuvo que ‘ceder’ el título a su hermano menor.



Según la constitución de Mónaco, la corona se ‘traspasa’ de acuerdo la primogenitura cognaticia de preferencia masculina, por lo que Jacques recibió el nombre de Príncipe Heredero de Mónaco. Por su parte, Gabriella recibió por parte de su pader el título de Condesa de Carlades.
Algo similar vivió la princesa Carolina, hermana mayor del hoy soberano, quien fue la primogénita en el matrimonio del Príncipe Raniero y su esposa, la princesa Grace. Nacida el 23 de enero de 1957, Carolina fue la heredera de los derechos dinásticos del principado hasta el 14 de marzo de 1958, fecha en que nació su hermano.
Carolina de Mónaco, una reina sin corona
Carolina, igual que su sobrina Gabriella, cedió sus derechos a su hermano por el simple hecho de ser mujer. Pero el caso de la Princesa Carolina es aún más complejo ya que al morir su madre el 13 de septiembre de 1982, su padre, por Decreto Soberano, repartió entre sus hijos mayores, Carolina y Alberto, las responsabilidades que ejercía su madre. Esto provocó que la joven princesa se convirtiera en la Presidenta del Festival Internacional de las Artes y de la Fundación Princesa Grace. Incluso, se convirtió en la Primera Dama del Principado, aunque sin título oficial.
La Princesa se dedicó a este papel hasta julio de 2011, la fecha en que su hermano Alberto se casó con la sudafricana Charlène Wittstock. Carolina se desempeñó como Primera Dama a pesar de estar casada con Ernesto de Hannover. Sin embargo, el nacimiento de los gemelos en 2014 ocasionó que Carolina fuera desplazada de la línea de sucesión al trono. Se dice también que Carolina tenía la esperanza de que si Alberto no tenía hijos, ella podría ceder el trono a su hijo Andrea Casiraghi. Su hijo mayor está casado con la heredera de origen colombiano Tatiana Santo Domingo y seguramente habrían sido una muy atractiva y elegante, además de aspiraciónal, pareja real.



Las ventajas del príncipe Alberto en el Principado
Después de todo, el Principado de Mónaco se ha mantenido vigente toda la vida por el glamour y belleza de sus gobernantes. El matrimonio de Alberto y Charlène ha estado plagado de rumores de desamor y crisis desde antes de la boda. En Montecarlo es un secreto a voces que el príncipe gobernante está realmente enamorado de la exazafata Nicole Coste, con quien tuvo un hijo fuera del matrimonio. Pero Alexandre, primogénito de Alberto, no tiene derecho a ser parte de la línea de sucesión precisamente por no ser fruto de una unión bendecida por la iglesia. Algo similar a lo que sucede con Raphael, nieto de la princesa Carolina e hijo de Carlota Casiraghi.
Nicole y su hijo Alexandre Grimaldi Coste viven en Montecarlo y Alberto se ocupa de todos sus gastos. No es extraño ver a Nicole de compras en las exclusivas boutiques y joyerías del Principado de Mónaco y cuando debe pagar, sin titubear da la siguiente instrucción: “Manden la cuenta al Palacio”.
La historia de sucesión y tal vez también la felicidad, habrían sido muy diferentes si el príncipe Alberto hubiera seguido su corazón y formalizado su relación con Nicole. De esta forma, tal vez habría renunciado al trono y su hermana Carolina habría tenido lo que por nacimiento le correspondía: la corona de Mónaco.
R,
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