El príncipe Harry ha entendido lo difícil que es aceptar que tienes una enfermedad. Su lucha por quitar el estigma que existe alrededor de la salud mental está causando estragos en la Familia Real Británica… otra vez. ¿La razón? El hijo del príncipe Carlos y la princesa Diana ha pasado años sufriendo en silencio, sin ayuda y tratando de encontrar su camino. Hoy es un padre de familia que pretende defender a los suyos a costa de quien sea e incluso, de su propia vida.



El documental “The Me You Can’t See” (“Lo que no ves de mí”) ha abierto la cloaca de sus más oscuros secretos. Una vez más, los golpes y reclamos más duros de Harry fueron directos y sin escalas hacia la Corona. A esa ‘Institución’ en la que el príncipe creció pero de la que no se ha sentido parte desde hace mucho tiempo. Tan es así, que prefirió salir de ahí antes de que perdiera otra mujer en su vida. “No pararán hasta que Meghan muera. A mi madre la persiguieron hasta la muerte porque tenía una relación con alguien que no era blanco y mira lo que pasó. ¿Queremos que la historia se repita?”, reclamó Harry en los primeros capítulos de esta serie-documental creado en conjunto con Oprah Winfrey para la plataforma Apple TV+.



El triste pasado de Harry
Pero las declaraciones de Harry fueron más profundas todavía. El duque de Sussex explica a detalle cómo ha sido su vida, sus mejores y peores años, sus momentos más bajos y cómo fue que todo cambió con la muerte de su madre, Lady Di. Aceptar que necesitaba ayuda profesional para recuperarse fue el primer paso. “Tomar la decisión de recibir ayuda no es un signo de debilidad. En el mundo actual más que nunca, es un signo de fuerza”, aceptó el príncipe. Él lleva cuatro años en terapia para lograr arreglar una cosa, la más importante: ‘curarme del pasado’. “La terapia me ha preparado para poder afrontar cualquier cosa. Soy el primero en reconocer que tenía miedo cuando fui por primera vez”.



La incertidumbre y poca credibilidad de Harry hacia las terapias tenían una razón de ser. “No estaba en un ambiente que me motivara a hablar de eso. Era mejor quedarme callado”. Pero Harry entendió que sus problemas se agravaron en 1997 con la pérdida traumática de su madre. Desde los 12 años no fue capaz de procesar ese dolor tan grande que sentía. “No quería pensar en ella porque si lo hacía, me acuerdo de que no puedo traerla de vuelta y me pondría triste. ¿De qué sirve pensar en algo triste? ¿Cuál es el punto de pensar en alguien que has perdido y que nunca va a regresar? Simplemente decidí no hablar de eso. Nadie lo hacía”.



La debilidad del príncipe
Lo más fuerte para Harry fue tener que ‘refugiarse’ en sus deberes realas. Poco a poco entendió la angustia que sentía al hacerlo porque la ansiedad dominaba sus emociones cuando se ponía traje y corbata para interpretar ‘su papel como royal’. “Cada vez que me subía al coche y cada vez que veía una cámara comenzaba a sudar. Sentía que la temperatura de mi cuerpo era más alta que la de los demás. Me convencí a mí mismo de que mi cara estaba totalmente roja y que todos verían cómo me sentía pero nadie sabría por qué. Era muy vergonzoso”.
Estas emociones y sensaciones lo orillaron a conocer un lado oscuro que lo ayudó a escapar… de manera momentánea. “Estaba dispuesto a beber, a tomar drogas y a intentar hacer las cosas que me hacían olvidar el dolor. Tal vez no bebía de lunes a viernes pero era probable que en un día, me bebiera lo de toda la semana. No porque lo disfrutara, sino porque trataba de ocultar algo”, aceptó Harry frente a las cámaras.






Los años más felices del príncipe Harry
El príncipe admite que tampoco todo fue malo. Hubo momentos en los que se sintió libre como lo fueron esos 10 años que pasó en el ejército. “Fue la época más feliz de mi vida porque no había un trato especial por ser miembro de la realeza”.






Harry admite que la compañía de sus compañeros fue lo que necesitaba para sentirse feliz. Sus obligaciones fueron el mejor escape de un lugar donde se sentía atrapado y sin apoyo.
Su más grande motivación
El objetivo de Harry era tener una familia. Al conocer a Meghan Markle no tuvo dudas y luchó por su amor contra todo pronóstico. También fue gracias a ella que decidió tomar terapia porque de lo contrario, sabía que la perdería. En su familia no encontró ningún apoyo para dar este paso tan importante. “Pensé que mi familia ayudaría pero a cada pregunta, solicitud o advertencia recibía un silencio total”. La terapia provocó que sus frustraciones y emociones reprimidas salieran a la luz. “Fue como si alguien hubiera tapado las emociones que había reprimido durante tantos años y de pronto aparecieron en un primer plano. Al conocer y estar con Meghan fue cuando supe que si no lo arreglaba, iba a perder a la mujer con la que quería pasar el resto de mi vida. Hubo mucho aprendizaje al comienzo de nuestra relación gracias a la terapia”.



Pero se trató de un aprendizaje que cambiaría sus vidas para siempre. “Me di cuenta de que había estado viviendo en una burbuja dentro de esta familia, dentro de esta ‘institución’ y estaba atrapado en una mentalidad”. La historia de Harry ha tomado otro rumbo… él quiere labrar su propio camino.
Si bien su salida del Reino Unido sigue causando estragos en la Familia Real, Harry está tratando de sanar sus heridas. Aunque quería mantenerse alejado de los escándalos, parece que el príncipe necesitaba explicar sus razones, aquellas que traía arrastrando desde hace más de 20 años tratando de entender su vida, su pasado y sus emociones. Este documental ha sido una especie de catársis para Harry que probablemente marque una distancia más larga, heridas más profundas y una línea difícil de borrar entre él y la Monarquía.