Falta de concentración, cansancio, gordura, caída de pelo, pérdida de olfato y gusto entre otras cosas… Hay personas que hasta un año después siguen con los síntomas provocados por COVID-19.
En febrero, la COVID-19 hit me y, como saben, no a todos nos pega igual. Claro que me dieron los síntomas que todos conocemos: pérdida de olfato, de sabor, dolor de cabeza y falta de aire que, a la fecha, sigo así.
Después de días de tenerlo empecé a darme cuenta de que mi cuerpo estaba inflamado, literalmente inflamado. Empecé a notar que tenía colitis, gordura y retención de agua. Mi pelo se caía a montones…
Hace unos días decidí hacerme una prueba de sangre y ver qué pasa con mi cuerpo. Si esto era solo una idea que yo tenía o en verdad algo estaba sucediendo. Fui con la endocrinóloga y me dijo que a cada paciente le pasan cosas diferentes, y sí, mi idea era cierta: mi tiroides estaba afectada por la COVID-19.
En un estudio realizado en Italia descubrieron que era cierto que la enfermedad atacaba la glándula tiroides y yo soy una prueba de ello.
Me solté a llorar en su consultorio y me dijo que había subido 10 kilos. Sí, sí, 10 kilos. Me llegaron a la mente varias preguntas: ¿ahora qué hago?, ¿qué tengo que dejar de comer?, ¿hay alguna solución a corto plazo?
Lo primero que me dijo es que es cosa de tiempo. El cuerpo había sufrido por un shock y tenía que relajarme, que íbamos a encontrar un camino.
Me preguntó si había comido kale. Le conteste que sí… aunque no lo crean el exceso de esta verdura me afectó de en mi colesterol.
La doctora dijo que debía eliminar de mi dieta todo lo relacionado con el yodo, además de cereales con gluten. Me recomendó evitar el consumo de cereales con alto contenido de gluten, brócoli, soya, azúcar, aceites vegetales, alimentos ricos en yodo, como kale, manzana, alga y carnes embutidas, entre otros.
Me dijo que debía de empezar a tomar un medicamento. Yo ya llevaba años sin tomar nada para la tiroides, pues lo empecé a tomar com parte de una dieta muy balanceada con una nutrióloga.
Así que si se sienten cansadas, con insomnio, hambre o dolor de garganta, es importante checarse y ver si sufren alguna secuela pos-COVID-19 en la tiroides.
Espero que este camino sea fácil, ya les contaré cómo voy. Cuéntenme su experiencia.
Instagram: @Alexismustri
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