Mis queridos, mucho se ha dicho y escrito sobre el matrimonio entre el príncipe reinante del principado de Mónaco y su esposa, la exnadadora sudafricana, Charlène.
El pasado jueves se cumplieron diez años de un matrimonio en el que se vio a una novia muy elegante vestida en Armani, sumamente triste.
Los rumores de que la princesa estaba desconsolada, pues incluso hasta lloró, dijeron que era por el terrible acuerdo prenupcial que había tenido que firmar. En ese acuerdo se comprometía a estar casada con Alberto cinco años mínimo y darle un heredero al menos, claro todo esto a cambio de una interesante cantidad.
Bueno, pues pasaron no cinco, sino diez años de ese día y Charlène no le dio no uno, sino dos herederos a Alberto: los príncipes Gabrielle y Jacques.
La pareja parecía a veces hasta cariñosa entre sí. Sin embargo, la ausencia de la princesa el día de su aniversario en el principado ha vuelto a desatar comentarios y vuelven a surgir, no solo rumores, sino hipótesis de lo que realmente sucede en el palacio de Mónaco con la pareja.
Una hipótesis que ha cobrado más fuerza, es que Charlène realmente está enamorada de su marido y que le duelen terriblemente sus bien conocidas infidelidades.
Recordemos que Alberto y Charlène estuvieron juntos seis años antes de casarse y durante ese tiempo el procreó un hijo con alguien más.
Resulta que según la hipótesis, pocos días antes de la boda, Charlène se enteró de esto y le rompió el corazón, pues ella y Alberto tenían un romance “formal” en donde supuestamente ambos eran fieles.
Recordemos que existe la versión de que ella intentó huir antes de su boda y que fue interceptada en el aeropuerto de Niza por personal del palacio que la llevó de regreso a Montecarlo.
Todo esto ocasionó tal lío mediático que el portavoz de la familia, Thierry Lacoste salió a desmentir e incluso a amenazar con demandar a medios que “difundieran mentiras”.
Sobre la causa de la “desaparición” de Charlène en pleno aniversario de boda es porque al parecer se enteró de una nueva infidelidad de su marido y de la cual ha nacido otro hijo.
Según las fuentes cercanas, el día que lo supo, la princesa se fue a hacer un extraño corte de pelo en señal de enojo antes de acudir junto a Alberto a un acto oficial.
Su marido casi se desmaya al verla, pues no era el peinado “adecuado para su esposa” y montó en cólera.
Sin embargo, ante la prensa ambos actuaron como si todo estuviera bien. Días después, se supo que la princesa había abandonado el principado rumbo a Sudáfrica para acudir a “un acto oficial en representación de su marido”.
Esto fue en marzo y no ha regresado. La “versión oficial“ es que estando allá, Charlène contrajo una infección que se le ha ido complicando y que los médicos que la tratan le impiden tomar el avión.
El caso es que Charlène dejó atrás a sus hijos, de seis años, y a su marido para refugiarse en su país y con los suyos.
Alberto, por su parte, ha recurrido a sus hermanas y a los hijos de estas para que lo acompañen en los diversos eventos en los que tendría que estar su esposa.
Incluso, su hermana mayor Carolina, quien estuvo mucho tiempo “ausente” de este tipo de eventos y lejos del principado por su “supuesta“ antipatía con la esposa de su hermano, y a quien habíamos visto en sus pocas apariciones recientes, menos arreglada que de costumbre, ha regresado con bombo y platillo, sofisticada y muy sonriente.
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Incluso se ha olvidado de las canas que dejó crecer durante la pandemia.
Carolina estuvo en el evento de salto el fin de semana acompañada de su hija Carlota, ambas vestidas de Chanel, firma de la cual Carlota es imagen. A su lado estuvo también Raphael, de 7 años, el primogénito de Carlota y fruto de su relación con el actor Gad Elmaleh.
Camille Gottlieb, de 22 años, hija menor de la princesa Estefanía, acompañó a sus primos, Jacques y Gabrielle a un acto oficial días antes junto con Alberto.
La situación matrimonial de Charlène y Alberto
El pueblo monegasco no termina de aceptar a la princesa, pues la consideran muy fría y poco involucrada en los asuntos del principado, y además la critican por su “exceso de cirugías y lo poco que sonríe“. Y ahora no se sabe si es el fin de la unión entre ambos.
En cuanto a los rumores de que el príncipe ha engendrado otro hijo fuera del matrimonio, no se han confirmado.
Hasta el día de hoy, Alberto reconoce a Jazmín Grace, de 29 años, con quien incluso es cercano, y a Alexandre, de 17, quienes llevan su apellido: Grimaldi.
Parece que aquello de “el cuento de hadas” está muy lejos de ser real en este caso.
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