La princesa Charlène de Mónaco visita al papa Francisco, acompañada de su esposo, el príncipe Alberto II. En esta ocasión, extrañamente se volvió a vestir de negro.
A diferencia de su primer encuentro con el papa Francisco, esta vez, Charlène de Mónaco rompe algunas reglas
Este martes, después de muchas turbulencias, los príncipes Alberto y Charlène de Mónaco se reunieron con el papa Francisco. En esta reunión, a diferencia de su encuentro durante una visita de Estado al Vaticano en 2016, cuando Charlène vistió recatada y de blanco, la princesa fue de negro y por encima de esto, no siguió varios de los protocolos que dicta la Santa Sede para las audiencias privadas.
Además de usar un vestido con escote halter que, por debajo llevaba mangas y cuello que tapaban sus brazos con una tela negra de tul transparente, parte de los hombros y la espalda no estaban completamente cubiertos. No sólo esto, sino que usó unos zapatos de tacón muy altos en color nude y no los negros que se supone debería ponerse. Para terminar, su maquillaje no fue discreto y sus uñas estaban pintadas de color oscuro.
Cabe mencionar que el vestido lo creó expresamente para ella Terrence Bray, diseñador sudafricano al que la princesa apoya.
Una visita breve, pero muy emotiva para Charlène
En la mañana de este martes, los príncipes de Mónaco llegaron al Vaticano. Tuvieron acceso a través del patio de San Dámaso donde los recibieron autoridades eclesiásticas para después ser recibidos por el papa Francisco en la sala de la Biblioteca del Palacio Apostólico. Fue ahí que se llevó a cabo el ya tradicional intercambio de regalos. El príncipe le entregó al papa un grabado de la capilla del Palacio de Mónaco. Por su parte, el pontífice les dio una escultura de bronce, además de varios documentos papales. La audiencia duró alrededor de 25 minutos. A su salida, se vio a la princesa volteando al cielo y en actitud reflexiva, denotando su devoción y emocionada por este encuentro.
Apenas en octubre de 2021, el príncipe recibió la insignia de Caballero del Collar de la Orden del Santo Sepulcro que le entregó el cardenal Fernando Filoni, Gran Maestre de esta orden, por su apoyo a los cristianos en Tierra Santa.
A pesar de no usarlo, Charlène de Mónaco es de las pocas que tienen el privilegio de blanco ante el papa
La primera vez que los príncipes de Mónaco viajaron al Vaticano fue durante el año 2013, cuando los recibió el papa Benedicto XVI. En esa ocasión, tras casi dos años de matrimonio, Charlène asistió a la audiencia vestida totalmente de blanco, como lo indica el protocolo. Su decisión sorprendió debido a que se trataba de la primera consorte monegasca en hacer uso de dicho privilegio. La princesa se había convertido del protestantismo al catolicismo tres meses antes de casarse con el príncipe en julio de 2011.
Esta distinción se otorga únicamente a las reinas y consortes católicas como un agradecimiento de la iglesia a las casas reales que han permanecido en el catolicismo.
En la actualidad, únicamente gozan del mencionado derecho cuatro reinas: Sofía y Letizia de España, Paola y Matilde de Bélgica; además, también se les permite a la gran duquesa María Teresa de Luxemburgo, la princesa Charlène de Mónaco y las princesas de Nápoles y de la Casa de Saboya.



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