En una época de reducción de costos y señalamientos públicos de las monarquías del mundo, la salida de la primer ministra Liz Truss, no deja bien parado el inicio del reinado de Carlos III. Recordemos que algunas casas reales ya planean disminuir incluso, el número de miembros de la realeza para ‘economizar’. Basta con mencionar a la reina Margarita de Dinamarca que decidió quitarle sus títulos nobiliarios a sus nietos; o bien, el título de princesa de Marta Luisa de Noruega podría desaparecer en breve.
Ante una crisis mundial, los ojos están puestos en el Reino Unido tras la salida de Liz Truss a tan solo 44 días de haber estado a la cabeza del gobierno. La exprimer ministra señaló que su salida se debía en parte a la ‘gran inestabilidad económica e internacional’ que existe en Reino Unido. Razón principal para no poder cumplir el mandato por el que fue electa por el Partido Conservador.
Por si fuera poco, lanzó un anzuelo que obviamente, afecta al rey Carlos III. “Reino Unido se ve frenado por un bajo crecimiento económico desde hace ya demasiado tiempo”. Sin duda, un golpe bajo al futuro de Buckingham. Y es que ningún monarca, hasta ahora, había tenido que nombrar un primer ministro con tan poco tiempo en el trono. Si hacemos cuentas, Carlos lleva 42 días como rey, mientras que Liz estuvo 44 en su puesto.


La difícil tarea de Carlos III
Los ojos están puestos sobre la decisión del nuevo rey de Inglaterra. ¿A quién elegirá esta vez como primer ministro? Tras los escándalos de Boris Johnson y la renuncia prematura de Liz Truss, la tarea no es nada sencilla. A nivel político es un tema delicado, a nivel emocional, algo aún más complejo. Y es que según expertos en realeza y economía, si el rey Carlos III desea darle vuelta al fracaso de Liz Truss, debe actuar rápido. Será hasta el 28 de octubre que se pueda votar para tener un nuevo nombre. El proceso de elección de Truss duró casi dos meses.
La complicada relación entre el rey Carlos III y el Palacio de Buckingham
Sí, así como se lee. Fuentes allegadas a la política y que de alguna manera tienen que ver con la realeza, aseguran que Carlos no ‘siente’ ningún tipo de cariño por el Palacio de Buckingham. Hace poco, se atrevió a decir que el Palacio no cumple las funciones necesarias para ‘un mundo moderno’.


Esto dio pie al anuncio de que su vida como rey transcurriría en tres días laborales a la semana en Clarence House – la residencia que ocupa con Camilla desde 2003 – y los otros dos días, trabajaría desde el Castillo de Windsor. Este último recinto parece ser el más óptimo para laborar y donde al menos, podrá pensar el nombre del nuevo primer ministro.
¿Qué tanto influyó la ausencia de Reina Isabel II en la salida de Liz Truss?
Y es que tras la renuncia de Liz Truss, el reinado de Carlos III está en la mira pues el hecho de que la primer ministra haya llegado a ese cargo, según dicen los expertos, fue una acto simbólico de poder de la monarquía. ¿Acaso una indirecta a la labor realizada por la reina Isabel II durante sus últimos días de vida?
Lo cierto es que en esta época de ‘austeridad’ en la que se han visto envueltas las casas reales del mundo, no sería extraño que Carlos III tomara una decisión radical. Recordemos que entre sus planes como rey estaba la reducción de personal tanto familiar como general. Apenas subió al trono, un importante número de empleados de Clarence House fue despedido por el rey. Meghan y Harry todavía añoran que les sea devuelto su título nobiliario y qué decir del príncipe Andrés, cuyas acciones no tienen nada contento ni a su hermano Carlos, ni a su sobrino William.
Son tiempos de cambio, tiempos complejos y una nueva etapa que solo depende del rey Carlos III y que bien podría marcar (aún más) el inicio de su reinado. Ya veremos qué pasa con un nuevo ministro tras el esporádico ascenso y fugaz caída de Liz Truss.