Trece días después de su repentina muerte, Sinéad O’Connor fue despedida en su natal Irlanda entre llantos, gritos y flores de sus fans que se reunieron en las calles para darle el último adiós a la intérprete.


Con una antigua costumbre, su ataúd pasó frente a la última casa de su familia en Irlanda ubicada en Bray, condado de Wicklow. Ahí se dieron cita cientos de seguidores de la intérprete rebelde por naturaleza que dejó una huella importante en el mundo de la música.
El adiós a Sinéad O’Connor entre música, llantos y aplausos
El cortejo llegó a la antigua casa de la Sinéad, al tiempo que sonaba el tema Natural Mystic de Bob Marley & The Waiters. La camioneta cubierta con las banderas del Orgullo y Rastafari, avanzó entre aplausos de los presentes y los puños levantados a manera de saludo mientras veían pasar por última vez a su ídolo. La carroza iba llena de flores y era seguida por vehículos con familiares y amigos, entre los que se encontraban los integrantes de U2: The Edge y Bono.




Al mismo tiempo que el cortejo fúnebre avanzaba, las estaciones de radio irlandesas tocaron al unísono el tema Nothing compares 2 U. Aunque la familia deseaba un funeral privado, no pudieron dejar fuera al público que siguió la carrera de Sinéad O’Connor, pero no se vio a sus hijos presentes.


Entre fanáticos de su música, activistas y sobrevivientes de abuso que salieron adelante gracias a su ejemplo. Recordemos que Sinéad O’Connor luchó varios años contra la depresión y por su salud mental tras vivir experiencias traumáticas durante su infancia y adolescencia. Algunas de las personas que escoltaron la carroza fúnebre comentaron que Sinéad no solo arriesgó su vida y su carrera, sino que se ‘adelantó a su tiempo’. Otros más que alegaban que ‘usó su voz’ para hablar por los marginados.


El emotivo funeral estuvo a cargo del jeque Umar Al-Qadri, un erudito islámico y el principal imán del Centro Islámico de Irlanda. No por nada su rebeldía era su sello característico, el mismo que la catapultó a la fama. El mismo que calificó a Sinéad O’Connor como una mujer con voz de ‘otro mundo’ porque hacía llorar a los oyentes, a la vez que los llenaba de esperanza para brindarles consuelo. Por último, el jeque señaló que Sinéad sufrió dificultades y adversidades en sus años de formación. Sin embargo, ‘mostró una fe inquebrantable y resuelta en lo divino’.


Los medios irlandeses publicaron una foto aérea del letrero gigante cerca de Bray Head que decía: Eire Sinéad (Adiós Sinéad). Al funeral también llegó el presidente de Irlanda, Michael D. Higgins junto a su esposa Sabina.
Sin duda, fue un funeral digno de una estrella irlandesa y de acuerdo a sus creencias. Sinéad O’Connor dejó este mundo a los 56 años, pero su legado musical quedará en la memoria de la industria musical. Un legado que sus tres hijos tratarán de cuidar de la mejor manera, tal y como fue su último deseo.