Por primera vez, el actor Jaime Camil abrió su corazón para hablar de la compleja relación que tuvo con su papá, Jaime Camil Garza, y cómo fue que a través de terapia logró perdonarlo para seguir con su vida. Aunque el protagonista de Jane The Virgin nunca ha dejado de reconocer la importancia y labor de su papá, reveló que por la poca convivencia en sus primeros años de vida, a ambos les fue difícil construir una relación amorosa.


Fue en una entrevista con Pati Chapoy, que el actor de 50 años confesó lo que más le costó trabajo de la relación con su famoso papá, quien no solo fue una figura destacada dentro del mundo empresarial, sino también un importante personaje de la élite social a nivel internacional, así como en la filantropía.
Lo más difícil del proceso de Jaime Camil al lado de su famoso papá
En diciembre de 2020, la familia Camil vivió momentos oscuros tras la muerte de su patriarca, Jaime Camil Garza, quien falleció ante complicaciones médicas. En ese momento, su hijo fue el primero en lamentar el deceso de su papá y a través de una carta que publicó en sus redes sociales y en la que expresó el gran dolor que provocó su partida.
Sin embargo, a casi tres años de este triste momento que marcó su vida es cuando Jaime Camil puede hablar de la ‘otra parte de la relación’ con su papá. Por increíble que parezca, para el conductor fue complicado establecer lazos cariñosos con su padre. Jaime siempre intentó cumplir las expectativas que el empresario tenía en relación a su hijo, quien no solo ha triunfado como actor en producciones mexicanas, sino también en Hollywood.
“Fui el experimento de mi padre (…), había muchas cosas de mi niñez que yo no había afrontado y una de ellas fue mi papá”.
Jaime Camil
Aprovechando la infinita experiencia de Chapoy como periodista, Camil describió los duros momentos que vivió al tratar de construir una relación con su papá, a quien describió como una persona con “personalidad de titanio e imparable y una galanura incomparable”.
Justo de cara a esa dura personalidad fue que Jaime habló de los métodos disciplinarios extremos que practicaba su papá cuando el actor apenas era un niño.
“Me acuerdo un momento en que mi mamá me estaba metiendo a bañar y me quitó la ropa, yo tenía cinturones marcados por todo el cuerpo. En su departamento había una alfombra blanca muy bonita y a mí se me hizo una brillante idea para jugar con mis carritos pintar una carretera con un sharpie por toda la alfombra blanca y no son cosas que se deben hacer. Se le fue quitando (educar a cinturonazos) cuando yo crecí. Yo creo que al tener a mi hermano Jorge y a mi hermana Alexia se fue dando cuenta que ese no era el camino”.
Jaime Camil


Asimismo también relató que su elección de carrera estuvo ligada a la figura de su padre, ya que en su afán por ‘llamar su atención’, quiso entrar al mundo del espectáculo.
“Yo veía que mi papá se desvivía cuando llegaba Oprah Winfrey, Kevin Costner, Quincy Jones, todas esas personalidades a la casa de Acapulco, mi papá tiraba la casa por la ventana y haz de cuenta que llegaba Dios a la casa. Mi papá era el rey de las relaciones públicas. (No decidí ser artista) como ‘ay, esto va a ser que mi papi me voltee a ver’, no fue en ese plan, pero sí fue un elemento importante que también me impulsó a seguir la carrera”.
Jaime Camil
La psicología como pieza clave de la sanación de Jaime Camil
Finalmente, Jamie Camil habló sobre su proceso de sanación y perdón. El actor aseguró ser un “milagro de la psicología“, ya que la terapia fue pieza fundamental en su proceso para poder seguir su camino. Incluso reconoció que antes de acudir con un terapeuta, le costó trabajo reconocer cuáles eran las cosas que le dolían con relación a la forma en la que llevó la comunicación con su padre ya cuando era más grande. Y es que en su momento, el actor sufrió la ausencia de su papá en su vida.
“Mi papá debería de venir a verme más. Me duele un poquito que no venga a vernos, tengo una fantasía, que venga, que se quede en la casa con nosotros, que conviva con sus nietos, que esté con nosotros y no con todo este séquito que lo sigue a todas partes”.
Jaime Camil