Cuenta la leyenda que te le apareciste al india Juan Diego un 12 de diciembre de 1531, fue desde ese momento que te convertiste en madre y protectora de todos los mexicanos, la patrona de la iglesia, la más visitada y la más querida. De nombre árabe y ojos profundos, te tienen fe hasta los que creyeron haberla perdido, te quieren incluso los que parecen no tener corazón, eres símbolo de unidad, esperanza y amor para un pueblo que te clama todos los días, pudiendo por tu consuelo y piedad.
A mí lo que más me conmueve es el hecho de que tu imagen y tu influencia han crecido a base de FE, que nos es más lo que mueve a las personas a creer en ti y en los milagros que puedes hacer, decía Carl Sagan “Afirmaciones extraordinarias requieren siempre de evidencia extraordinaria.” Y tú eres la afirmación más extraordinaria de la que no tenemos prueba alguna y sin embargo tenemos fe en ti, creemos en ti, estas en nuestros pensamientos y depositamos nuestra confianza en ti, nos acercamos a tu imagen con quejas, con lamentos, con dolor, con angustia, con fervor, con FE.
La tradición Guadalupana es parte de nuestra historia, eres la imagen que nos representa alrededor del mundo, Fray Servando Teresa de Mier —pionero de nuestra independencia— te llamó “leyenda piadosa”, pero no eres una leyenda, eres nuestra máxima representación de amor y compasión, has sido consuelo para todos en el momento más desesperanzador de nuestras vidas, has sido compañera y amiga en los momentos en que te agradecemos tu existencia, porque existes, estas ahí velando por mí, por los míos, por todos los mexicanos.
Tú no eres el típico caso en que te celebramos solo el 12 de diciembre, te celebramos todo el año, eres un constante recordatoria en nuestras vidas, eres a quien nos encomendamos a cada minuto, y sin embargo elegí unos días de tu gran celebración para rendirte un merecido tributo, por estar ahí siempre, por darnos esperanza, especialmente en tiempos difíciles, cuando sentimos que ya todo está perdido, la verdad es que uno puede dejar de creer en políticos, en equipos de futbol, en amigos, en la pareja pero en ti no, en ti nunca.
Soy mexicana, soy Guadalupana y con todo el respeto del mundo a nombre de todos los que dedicamos momentos para decir “virgencita plis” “virgencita te prometo que…” “virgencita hazme el milagro” o “virgencita te lo pido por favor”….(todos lo hemos hecho) te escribo esta carta para reiterarte toda mi fe y amor, para agradecerte por no abandonarme en los momentos tristes pero también donde la felicidad es inmensa, eres nuestra guía, nuestra madre, nuestra reina y nuestra inspiración para no desistir en el camino, feliz cumpleaños y te prometo que mis actos y mis sueños están encomendados a ti. Gracias
ATTE
Eugenia Garavani