Y entonces llegó México 86- y con él: Pique, Mexsiko mi Amor, la canción que los alemanes, trolleandonos mas que nunca, antes de que el término existiera, nos compusieron; y la Chiqitibúm y “El equipo tricolor tiene mucho corazón” y las vueltas al Ángel y la fiesta nacional mas larga y divertida que he vivido.
En ese mundial (mi papá tenía platea) venía yo armadísima de estadísticas de jugadores y equipos, incluidas las pronunciaciones correctas de los nombres extranjeros; y los vecinos del Azteca me preguntaban de tal o cual jugador y me sentía soñada.
En México 86 aprendí que se siente retebonito cantar a capella el himno cuando falla el sonido, y oír el grito de GOL en un estadio cuando tu país anota y tu eres de esos colores. Es mítico; místico, mágico y, para rematar, y sobre todo, musical.
Aprendí, otra vez, lo habría querido olvidar, que con Alemania no se juega, o no se debería, y que jugamos como nunca en Monterrey y claro, perdimos como siempre. Y ora nos tocan otra vez. Tsssss.
En ese mundial hubo un acontecimiento tan especial en mi vida que si no hubiera sido por Jorge Valdano, (2 goles en la final contra Alemania gracias a él) autor y futbolista del cual soy mega fan hasta la fecha por guapo y listo- bueno sobra decir que mi vida hubiese tomado otro rumbo muy distinto. Mexico 86 fue, en su final, mi principio.
Olvídense de la mano de Dios, del gol desde medio campo de Maradona, de la chilena de Quirarte, de nuestro mejor lugar (6to) hasta la fecha en mundiales. El mundial lo festejé yo, mas, y mejor, que Maradona. Tenía yo 18 añitos y muy poca vergüenza.
Para Italia 90 vivía yo en Florencia y segundas partes, ya se sabe: primero, el cachirulazo y la vergüenza de no poder ir por tramposos; y luego Italia en un drama de proporciones Trumpianas pierde contra Argentina para que, de nuevo, ganaran- con Maradona, a quien nadie fuera de su país quería realmente- “Chi non salta con noi un Argentino é” era una porra en los estadios que ademas de divertida era muy insultante. Pero no desafortunada como el “Putooooooo” que ahora oímos de cajón.
El drama del EEUU 94: La derrota en tiros penales ante Alemania en cuartos de final de 1986 nos dejo turulatos pues en el 94 también nos eliminaron a tiros, penales, pero a tiros en octavos de final los inchis búlgaros. Cuánta violencia.
¡Y luego la maravilla de Francia 98 cuando al ultimo minuto contra Holanda logramos pasar a la siguiente ronda, empatamos a 2 goles gracias a Luis Hernández, nuestro máximo goleador en mundiales! ¿Para qué? Para volver a perder con Alemania.
Y en Corea-Japón 2002 nada se comparó con las lágrimas de mi jovencísimo sobrino que había logrado que todos nos quedáramos despiertos hasta la madrugada viendo el EEUU-México. Me acuerdo de él, chiquitito, pidiéndole a su papá que lo convenciera que le íbamos a ganar a los gringos, cuando el mamón de Landon Donovan nos hundió esas esperanzas- nunca he odiado tanto a un jugador de futbol.
Mi hermano ahí decidió que su álbum y México desaparecían de su corazón .
Debió de haberlo sabido desde que tuvimos el honor de haber disputado el primer encuentro en la historia de la Copa Mundial de la FIFA, el cual perdimos 4-1 ante Francia en el Mundial de 1930, donde ganó Uruguay y Estados Unidos quedó SEGUNDO.
Pero la ilusión del quinto partido seguía en Alemania (nada menos) 2006 antes de perder en tiempos extra por 2-1 contra Argentina.
La ironía es demasiada.
En el 2010 en Sudáfrica, ni a cuartos de final llegamos, no nos pasaba eso desde antes de México 86, y de nuevo, gracias Argentina (ya no los quiero como los quise en el 86 tampoco).
En el 2014 en Brasil, ya lo sabemos todos, no era penal, y hasta la KLM se llevó nuestra ira y mentadas. No he vuelto a Amsterdam, con lo que me gustaba.
Y hoy empieza, en Rusia, el 2018. Antes de las escorts, le hubiera echado mas ganas a este final de historia. Ahora les grito lo que el público a los porteros rivales.
Por Vero García