¿Qué hacemos con esto? El carismático tenor de 78 años enfrenta la acusación de 8 cantantes y una bailarina de acoso sexual. Todas menos una (Patricia Wulf), de forma anómima. Algunas de ellas hablan de cómo sus carreras se vieron afectadas por haberlo rechazado. Y 30 años después vienen a compartirlo con una agencia de noticias internacional (Associated Press). “¿Porqué no a los juzgados?”, pregunta la mezzosoprano Nancy Fabiola Herrera cuando sale en su defensa, entre muchos otros personajes del llamado “espectáculos sin límites” que lo respaldan. “¿Porqué ponen el miedo ‘al veto a la carrera’ como justificación al consentimiento a tener relaciones, que -por lo que leí-, nunca fueron a la fuerza?”, insiste.
Domingo ha respondido que pensaba que todas esas relaciones habían sido consensuadas, y que “las reglas y valores por los que hoy nos medimos, y debemos medirnos, son muy distintos de cómo eran en el pasado”. Sobre lo primero, por lo relatado en la publicación no se entiende que hubo nada ineludible, mientras que lo segundo es innegable. De cualquier forma, si resulta cierto, está fuera de la ley.
La “erótica desde el poder” se ha dado desde el surgimiento del poder, y la verdad es que se seguirá dando. Aunque esperemos, porque es una materia urgente de resolver, que después de todo esto del #MeToo, con todo y sus distorsiones y nubosidades solo se den por consenso. Aun así, la erótica del poder seguirá existiendo. Si uno responde un no sexual al poder, siempre correrá el riesgo de ser sometido por el poder. Si no en el sentido sexual, en cualquier otro. Y si uno le dice que no al poder, también correrá el riesgo de que quien le diga que sí lleve una ventaja. Siempre habrá quien diga que sí y siempre se enlazarán las filias y fobias personales entre colegas y autoridades. Y cuando las mujeres estén en esos puestos de poder, también seguirá sucediendo. No quita esto que una violación es imperdonable, y que quede claro que a los hombres les toca hacer consciencia del acoso y detenerse.
Los amantes de la ópera tenemos a Plácido Domingo no solo como uno de los mejores tenores de la historia. Los mexicanos amantes de la ópera y no amantes de la ópera lo tenemos como un verdadero y solidario mexicano. Las mujeres del mundo lo tenemos, además, como un hombre guapo y muy simpático. Sus amigos y conocidos cercanos no se cansan de decir que es un gran y generoso ser humano. Plácido Domingo es uno de los artistas más apreciados y queridos, más allá de su gran talento, que cruzó la fama más alta sin escándalos, que además fue director general de la Ópera de Washington, y ha sido desde 2003 de la Ópera de Los Ángeles, es director de orquesta, productor y compositor. “Era Dios” en el mundo de la ópera, describe una de las mujeres en la investigación de AP. “¿Cómo se le iba a decir que no a Dios?”. El disco, Los Tres Tenores, a lado de Pavarotti y Carreras, grabado durante un concierto en las Termas de Caracala en Roma (1990) ha sido el disco más vendido de música clásica (13 millones de copias). Esto solo por mencionar uno de sus tantos éxitos.
¿Qué hacemos con esto que sabemos ahora del cantante? La Orquesta de Filadelfia y la Ópera de San Francisco ya han cancelado sus presentaciones. Mientras que el Metropolitan de Nueva York, el Festival de Salzburgo y el Covent Garden mantienen sus fechas. Domingo tiene pendientes con óperas de Zurich, Viena, La Scala de Milán, Madrid, Hamburgo, Munich y Berlín en los próximos meses. La Ópera de Los Ángeles anunció que abrirá una investigación. Nos queda esperar para tener una conclusión. Por lo pronto, que siga puesto el tema sobre la mesa, después de toda una vida de muchos abusos, es lo importante.
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