Todos los días me levantaba y lo peor que me podía pasar era pensar en ponerme rímel en las pestañas. Era horrible, me tomaba demasiado tiempo, no me duraba todo el día y además, me manchaba el párpado cada vez que me pintaba por lo que se volvía cero práctico.
Siempre pensé que la solución podían ser las extensiones de pestañas, sí esas que se ponen una por una. Después de hacer una amplia investigación de lugares profesionales a los que podía ir y de oír opiniones de mis amigas sobre sus experiencias decidí hacerlo. ¡WOW! amanecía prácticamente lista, sólo necesitaba un poquito de blush, gel en las cejas y ¡lista!
Casi casi así:
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Los primeros meses fueron los mejores, la verdad es que mis pestañas se veían kilométricas y disfrutaba mucho que me las chulearan (pienso que es uno de los mejores complementos que te pueden hacer como mujer). Lo difícil era cuando tenía que lavarme la cara o meterme a bañar, ya que no podía tallarme los ojos y se me irritaban.
Yo soy una adicta al skincare, y cuando se trata de llegar a lavarme la cara me gusta hacerlo más de dos veces y quitar todos los residuos de maquillaje. Las pestañas hacían un poco más complicado el proceso y con el paso del tiempo empecé a hartarme.
Los retoques los hacía cada tres semanas, y recuerdo que la lashista me decía que mis pestañas naturales crecían muy rápido, por lo que yo me imaginé que seguirían de buen tamaño. Pero un día me fui de viaje y comencé a sufrir las consecuencias, se me enredaban mucho, me daban comezón y sentía que quería arrancármelas.
Pensé en quitármelas miles de veces y muchas me advirtieron que me iba a traumar. La verdad, no llevaba tanto tiempo con ellas (dicen que al año debes descansar un mes por lo menos) solamente 5 meses.
Me las fui a quitar y sabía que iba a verlas miniatura, ni siquiera podía agarrarlas con mis uñas o peinarlas como acostumbraba. Sé que es muy drástico pasar de tener las pestañas larguísimas de tus sueños a unas chiquititititititas. Pero yo ya estaba preparada.
Hoy ha pasado un mes desde que me deshice de ellas y ha sido una de las mejores decisiones que he tomado. Finalmente puedo lavarme la cara cuantas veces quiera, mis ojos ya no están irritados, y lo mejor es que me veo mucho más natural.
Las pestañas pueden seguir creciendo y hay miles de trucos para hacerlas más sanas y que se vean casi igual de bonitas que como las extensiones.
Aquí mis secretos:
1.Suero
Necesitas uno sin duda alguna pero, deberás ser muy constante y aplicarlo por las noches sin falta. En un mes regresarán a su tamaño natural, pero si continuas aplicándolo verás como siguen creciendo. Mi favorito es Flash y lo encuentras en Costco.
2. Un buen enchinador
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El de Surratt Beauty es de mis favoritos, no se que tenga, pero realmente hace que te duren chinas todo el día. Esta un poco caro, pero vale la pena invertir cada centavo. Por el momento sólo lo venden en Sephora de Estados Unidos.
3. Rimel
https://www.instagram.com/p/BdDks45BDvx/?taken-by=lorealmakeup
Si tienes pestañas de aguacero como yo, te recomiendo una fórmula waterproof, hasta ahorita, Lash Paradise, es mi favorito y es de L’oreal , lo encuentras en tiendas de autoservicio.
Pd. Todavía no encuentro el truco para no mancharme los párpados, ¡si alguien sabe díganme!
-R.